Historia mundial: super armas de la Segunda Guerra Mundial

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Nadie puede negar que la ingeniería militar de la Alemania Nazi era tan innovadora como letal, y que muchos de sus descubrimientos podrían haber cambiado el curso de la guerra de haber llegado meses o años antes de la caída. En esta ocasión nos damos un paseo por el fascinante mundo de las armas secretas del Tercer Reich, muchas de las cuales fueron adaptadas y modernizadas por las fuerzas aliadas ganadoras de la Segunda Guerra Mundial.

Super Armas de la Segunda Guerra Mundial

un elaborado boceto del Landkreuzer P 1000, el megatanque imaginado por los alemanes

Por Alejandro Franco – contáctenos

Desde que era chico que siento una particular fascinación por la Segunda Guerra Mundial. Fue un evento de múltiples lecturas, un suceso que transformó a la humanidad – como nunca antes lo había hecho una guerra – y cuyas secuelas persisten hasta nuestros días. Quizás la lectura mas evidente de la Segunda Guerra es que marcó el fin de un modelo y el comienzo de un nuevo orden; uno diferente y silenciosamente violento, marcado por el odio entre las superpotencias mientras los devastados países europeos intentaban recomponer sus maltrechas naciones, quedando en el medio de un enfrentamiento potencialmente letal.

Sin dudas todas las facetas del conflicto fueron importantes, pero la que ejerce en mi una particular atracción es el avance tecnológico a nivel armamentista. Los alemanes estuvieron a punto de conquistar el mundo gracias a su avanzadísimo equipamento militar, el cual contaba con los ultimos inventos de la ciencia; y sobre el anochecer del imperio nazi, los germanos continuaron creando armas de última generación, las cuales podrían haber dado vuelta el transcurso de la historia si hubiesen dispuesto de algo más de tiempo para perfeccionarlas y construirlas.

Aquí veremos prototipos, disparatados bocetos y fallidos experimentos, diseños de avanzada que se debaten entre la ciencia ficción y el delirio, y que corresponden tanto a los deseos de impresionar (y aterrar) al enemigo en el campo de batalla como a la búsqueda desesperada de un arma milagrosa que pudiera alterar el rumbo inequívoco de los acontecimientos.

Submarinos misilísticos

En 1941 los alemanes probaron exitosamente adaptar baterías de cohetes Nebelwerfer a sus submarinos U-Boot. Si bien el poder era devastador a distancia media, la falta de un sistema de tiro guiado hacia que la efectividad dependiera de la posición del sumergible respecto del objetivo prefijado – en un principio, los largos convoys que aprovisionaban a Gran Bretaña durante el asedio submarino germano -. Estos submarinos podían disparar los cohetes en superficie o, incluso, estando sumergidos a una profundidad de hasta 12 metros.

Cuando los alemanes comenzaron a tener éxito con los test de las bombas voladoras V-2, la idea volvió cobrar vida. El V-2 era un misil mucho mas masivo que los pequeños cohetes Nebelwerfer, pero el problema es que no cabían en un U-Boot. Así que decidieron diseñar una plataforma sumergible de 500 toneladas, la cual podía ser arrastrada por un submarino hasta alcanzar la posición de disparo, tras lo cual haría emerger la plataforma y lanzaría sus misiles desde alta mar.

El proyecto tuvo luz verde en 1944, pero no pudo concretarse debido a la carestía de recursos y el aniquilamiento de la industria militar alemana en vísperas de la inminente derrota. De haberse materializado, los alemanes dispuesto de una opción válida para bombardear Estados Unidos, trayendo el terror de las V-2 a las costas americanas.

Arado E 555

el Arado E 555, un proyecto de bombardero intercontinental pensado para atacar ciudades de los Estados Unidos

Megatanques Landkreuzer P 1000 y P 1500

El éxito de los alemanes se basaba principalmente en la fortaleza y agilidad de sus tanques y, por ello, pensaron que con tanques más grandes y potentes su ejército sería imparable. Pronto se pusieron a diseñar súper tanques pesados como el Panzer VIII Maus, el cual pesaba 200 toneladas y estaba dotado de un devastador cañón de 128 mm capaz de hacer blanco a 3.500 metros de distancia. y si bien el Maus llegó como mínimo a la etapa de prototipo, hubieron otros proyectos gigantescos que nunca pasaron de ser un boceto y que fueron cancelados por el ministro de industria Albert Speer en 1943.

Entre esos proyectos anulados se encontraban los Landkreuzer, los cuales dejaban de ser súper tanques para convertirse en auténticas plataformas artilladas móviles: imaginen un descomunal vehículo de 1.000 toneladas de peso, dotado de 2 cañones navales de 280 mm y 1 cañón antitanque de 128 mm, 40 metros de largo y 11 metros de alto, con una tripulación de 20 hombres, impulsado por 8 motores, y artillado con 10 ametralladoras antiaéreas tipo flak. Semejante monstruo era impráctico, simplemente porque su enorme peso destruiría las carreteras a su paso, amén de tirar abajo cualquier puente por el que pasara.

Pero a Hitler la idea le encantaba, e incluso entusiasmó a Krupp – diseñador del proyecto – para que experimentara con un modelo aún mayor. El resultado final fue el “Crucero Terrestre” P 1500, que tenía 1.500 toneladas, un megacañón Gustav de 800 mm, dos howitzer de 150 mm, y numerosas metralletas de 15 mm. Al contrario del P 1000pensado para combate en el campo -, el P 1500 era una súper artillería móvil diseñada para bombardear ciudades, y dotada de defensas en caso de verse amenazada por tanques o aviones.

Ninguno de estos modelos llegó siquiera a etapa prototipo. Pronto los alemanes se dieron cuenta que su masividad les hacía blanco fácil de ataques aéreos, y que la fortaleza residía en una flota de tanques ágiles y de gran poder de fuego, los cuales podían cubrir mayor cantidad de terreno con un uso mucho mas eficiente de recursos.

El proyecto Amerika Bomber

Desde antes de la guerra los nazis planeaban desarrollar un bombardero intercontinental pero no sería hasta 1942 en que se desarrollarían bocetos concretos de un avión semejante. Ya enfrentados en guerra contra los Estados Unidos (y sus fuerzas desembarcadas en Europa y el norte de Africa), resultaba evidente que debían llevar la guerra a America para intentar diezmar su industria bélica. Los nazis habían desarrollado el Heinkel He 177su único bombardero pesado -, pero aún distaba de los delirantes planes de Hitler, quien deseaba un avion capaz de atacar Nueva York.

En sus estadíos iniciales, uno de los puntos principales del programa Amerika Bomber era que las operaciones debían partir de las islas Azores – propiedad del gobierno portugués, el cual simpatizaba con la Alemania Nazi en aquél momento -. Los bombarderos de aquél entonces podían llegar desde allí a los Estados Unidos, con lo cual hubiera sido necesario fortificar la isla ante un eventual ataque. Sin embargo en 1943 los protugueses cambiaron de bando y decidieron arrendar la isla a británicos y norteamericanos con propósitos militares, con lo cual los alemanes debieron repensar el proyecto e imaginaron un avión capaz de atacar Estados Unidos partiendo desde alguna base ubicada en la Francia ocupada por los nazis.

De todos los prototipos propuestos, los alemanes terminaron por elegir (y construir en pequeñas cantidades) el Junkers Ju 390 el cual era un bombardero convencional severamente modificado -. Sin embargo los planes se cayeron cuando el frente oriental comenzó a hacer agua y los alemanes debieron redistribuir sus recursos. El Ju 390 sólo dió a luz dos modelos, los cuales vieron escasa acción antes de ser destruidos durante la ocupación aliada en 1945.

Desechado el plan de un avión tradicional potenciado, los alemanes se dedicaron a pergueñar planes mas exóticos, como la de aviones remolcados (o “parasitarios”), los cuales eran desenganchados de sus guías a mitad de camino, se acercaban a su objetivo norteamericano, lo bombardeaban y sus pilotos se eyectaban para ser recogidos por submarinos alemanes residentes en la cercanías. Este proyecto también se terminó de cancelar, debido a la falta de cooperación entre la armada y la fuerza aérea.

Los últimos dos proyectos del Amerika Bomber resultaron aún mas fantásticos: el superbombardero de ala delta Horten H. XVIII el cual nunca pasó de ser un boceto y que debía ser capaz de alcanzar altitudes altísimas para aprovechar las corrientes de aire y potenciar su velocidad -, y el misil intercontinental A9 / A10, capaz de impactar en Norteamérica después de volar más 5.000 km desde Alemania. Lo curioso del A9 / A10 es que debía ser tripulado – los sistemas mecánicos de guia eran poco fiables para acertar un objetivo a semejante distancia -, y el piloto se guiaría hasta su objetivo usando las señales de radio emitidas por los submarinos alemanes cercanos.

A 10 nazi

el A 10, un misil intercontinental de dos fases, el cual debía ser comandado por un piloto para alcanzar su objetivo con total exactitud

Rifle de disparo automático Jagfaust

Para finales de la segunda guerra los alemanes comenzaron a utilizar cazas jet – los primeros de la historia – los cuales eran tan efectivos como inestables. Su enorme velocidad los hacia imposibles de derribar pero, por contra, su gran consumo de combustible sólo le daba un puñado de minutos operacionales, y pasaban sus objetivos con tanta prisa que resultaban ineficientes a la hora de hacer blanco. Para ello los alemanes instalaron en sus cazas Komet Me 163 un sistema de rifle vertical – compuesto por cinco cañones ubicados en las alas del aparato -, los cuales disparaban cargas que detonaban al penetrar su objetivo. La gran novedad del Jagfaust es que contaba con un sistema rudimentario de reconocimiento de objetivos, de manera que al detectar la enorme sombra producida por un bombardero, se activaba de manera automática. El sistema de expulsión de gases le quitaba el efecto de retroceso, por lo cual la estabilidad del avión no quedaba afectada.

Rifles de visión nocturna

Los alemanes desarrollaron el ZG 1229 Vampir, el cual iba montado en los rifles de asalto StG 44. Usando un sistema básico compuesto por gases y luces de tugsteno, podía distinguir objetos y personas en la oscuridad. Era un aparato grande y pesado – 13 kg – y fue utilizado por primera vez en febrero de 1945.

Misiles guiados

Loa alemanes también fueron pioneros en la construcción de misiles aire-aire (Ruhrstahl X-4, el cual se manejaba mediante cables y tenía un sistema acústico que buscaba el sonido de los poderosos motores de los bombarderos aliados), tierra-tierra (la variante Ruhrstahl X-7, pensada para atacar tanques), aire-mar (como la bomba volante Henschel Hs 293, controlada por radio, y la bomba inteligente Fritz X, la que carecía de motor pero podía corregirse su trayectoria en plena caida gracias a sus estabilizadores manipulados por el piloto via señales de radio). Pero quizás uno de los mas avanzados – que no pasó de su etapa prototipo debido al abrupto final de la guerra – fue el Enzian, una cabeza explosiva de 500 kg impulsada por un motor cohete, el cual llegaba a la zona de ataque, apagaba los motores, y se manipulba como un planeador a través de un control remoto de ondas de radio. La innovación del Enzian fue que, en los últimos estadíos, se le agregó un sistema de guía infrarrojo, el cual mejoraba enormemente la efectividad del misil.

Muchos de los planos de estos prototipos terminaron en manos de los aliados, quienes pulieron los modelos hasta convertirlos en proyectos viables.

bomba voladora Henschel HS 293

ilustración que muestra la bomba voladora Henschel HS 293 lanzada desde un avión nodriza

Megaespejo solar

Tal como en el filme de James Bond Otro Día Para Morir, los alemanes pensaron en ponen un megaespejo en órbita, capaz de reflejar la luz del sol de una manera tan masiva que podía arrasar toda una ciudad con un rayo calorífico. Estos espejos tendrían una superficie de 3.5 millas cuadradas y estarían hechos de sodio sólido. Desde ya, la tecnología de la época no alcanzaba para materializar el proyecto – concebido en 1929 por Hermann Oberth, el cual estimó que se necesitarían 50 años más de desarrollo para poder concretarlo -.

Aviones de choque

El Zeppelin Rammer fue un caza liviano y reforzado, pensado para embestir las alas de los bombarderos y provocar su derribo. Dotado de una cabeza sobresaliente y tubular – la que usaba de ariete -, se construyeron 16 prototipos en enero de 1945, los cuales nunca llegaron a utilizarse debido a que la fábrica en donde residían resultó arrasada por un bombardero aliado.

Armas sónicas

Los nazis llegaron a desarrollar un cañón sónico en 1940. A través de dos antenas parabólicas se emitían pulsos de infrasonido a 44 Hz. Este pulso generaba naúseas y vértigo en un rango de 200 a 400 metros, y en distancias más cortas – 50 metros – podía comprimir órganos como los riñones, el páncreas o el hígado. En la práctica el corto rango del arma la dejaba indefensa ante el ataque de rifles, morteros o bazookas, los cuales podían deformar o destruir las antenas y coartar el efecto devastador de las ondas sónicas.