Historia mundial: la historia del tanque Goliath

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Aunque rudimentario y poco efectivo, esta bomba blindada y teledirigida fabricada por los nazis era capaz de sembrar el terror entre las tropas aliadas.

Historia mundial: la historia del tanque Goliath

Por Alejandro Franco – contáctenos

La Segunda Guerra Mundial no fue una guerra tradicional; fue un semillero de nuevas estrategias y nuevas tecnologías militares, las que terminarían dando a luz las bases de la guerra moderna: desde misiles balísticos a vehículos teledirigidos, desde novedosas armas de asalto a miras infrarrojas, desde los aviones jet hasta proyectos delirantes como bombarderos espaciales y armas sónicas. Hay mucho de ciencia ficción en la Segunda Guerra – especialmente en la última mitad de la contienda, donde Alemania le dió rienda suelta a cualquier tipo de idea que le trajeran sus científicos con tal de poder dar vuelta el resultado del conflicto – y el caso que nos ocupa es uno de ellos.

Los aliados lo llamaban Tanque Escarabajo; era un pequeño vehículo de no más de metro y medio de largo. y medio metro de altura. Portaba 60 kilogramos de explosivos y podía aniquilar a un pelotón, destruir un tanque o demoler un edificio. Lo que lo diferenciaba de cualquier otro blindado era que se manejaba a control remoto: un rústico sistema de cables (de 650 metros de longitud) que enviaban tanto las órdenes de dirección como de demolición y que era dirigido a distancia por un soldado de la Wehrmacht.

Ese era Goliath, uno de los primeros – y mas extendidos – vehículos militares no tripulados, y todo un prodigio de la tecnología germana.

La historia de los vehículos militares no tripulados (UGV)

El Goliath no fue el primero en su especie. Sus orígenes se remontan a la Primera Guerra Mundial, donde franceses y americanos desarrollaron “torpedos terrestres” con el fin de romper el balance en la guerra de trincheras que tanto aquejaba a la Gran Guerra. y aunque no pasaron de ser prototipos, en 1921 la RCA presentó un vehículo a control remoto (manejado por radio) completamente operativo. Sus responsables argumentaron que el futuro de la guerra entre blindados estaría dado por vehículos manejados a distancia… una idea de la cual tomarían nota rápidamente los soviéticos, que a principios de los años 30 desarrollaron el TeleTanque. Adaptando algunos de sus blindados menos efectivos – como el T-18 -, los soviéticos le instalaron un sistema de control remoto vía radio, y el TeleTanque era operado a distancia – entre 500 y 1.500 metros según el modelo – por un operador situado en otro tanque, el cual ofrecía fuego de cobertura mientras que el tanque robot se aproximaba a las lineas enemigas. La misión del TeleTanque era abrir camino en fortificaciones y trincheras (no pelear contra otros blindados, para eso iba con un tanque standard como soporte), ya usando sus ametralladoras, lanzagranadas y lanzallamas, así como soltando una bomba de 700 kg en la zona. El TeleTanque llegó a estar preparado para lanzar armas químicas en sus incursiones – después de todo su fin principal era antipersonal -, aunque nunca llegó a usarse con tal propósito.

Tropas inglesas posan contra un puñado de Goliaths capturados durante el final del Dia D.

Tropas inglesas posan contra un puñado de Goliaths capturados durante el final del Dia D.

Mientras que el TeleTanque ruso tuvo un uso bastante extendido durante el inicio de la guerra contra los nazis en el frente oriental, el único intento aliado le corresponde a los británicos, quienes planeaban hacer una flota de tanques Matilda II radiodirigidos en 1941. Con una economía en crisis y con escasez de recursos, el proyecto terminaría siendo cancelado por sus elevados costos, en especial por los necesarios para reconvertir la transmisión de los blindados en automática – indispensable para que el tanque tomara velocidad y no fuera un blanco ambulante -.

A fines de 1940 el ejército alemán dió con el paradero de un prototipo de “torpedo terrestre” desarrollado por el francés Adolphe Kegresse en 1939. El vehículo estaba hundido en el río Sena y, una vez recuperado, los militares lo despacharon a la gente de la compañía de automóviles Borgward para que lo estudiaran y desarrollaran algo similar. El resultado fue el SdKfz. 302, “Vehículo de Ataque Ligero” o Goliath, el cual era capaz de portar 60 kilogramos de explosivos. Unido por un extenso cable de 650 metros, el operador utilizaba un joystick para controlarlo y un botón para detonar la carga. Al principio los Goliaths tenían motores eléctricos pero el excesivo costo de fabricación los obligó a reconvertirlos a motor de gasolina.

Los Goliaths se usaron en todos los frentes, comenzando en 1942. Se desplegaron de manera masiva en la batalla de Anzio en Italia en 1944 y durante el levantamiento polaco de Varsovia en ese mismo año. También se usaron intensivamente durante el Dia D, aunque el constante bombardeo de las playas terminaba por cercenar los cables del control remoto y los dejaba inutilizados en la arena. Los aliados capturaron Goliaths en grandes cantidades y, tras examinarlos, no le encontraron mayor utilidad ni para reconvertirlos ni para copiar la idea.

Si los Goliath fueron otra de las tantas excentricidades que exhibió el ejército alemán al final de la guerra, al menos sentó las bases para el uso de vehículos militares no tripulados que terminarían haciendo eclosión en los años 90 y el nuevo milenio. Un curioso legado para un vehículo de apariencia bizarra y cuya efectividad distaba mucho de ser satisfactoria.