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Si se fabricó en pequeñas cantidades y nunca se pensó producirlo en serie, entonces… ¿para qué se fabricó el Justicialista Gran Sport?
Por Alejandro Franco – contáctenos
¿Por qué existe el Justicialista Gran Sport?.
Hay varios datos curiosos al respecto. El primero es que lo producía el IAME, el cual fabricó miles de Rastrojeros en 27 años de existencia. Sin embargo de la cupé Justicialista sólo se hicieron 167 unidades.
Segundo, tenía un motor Porsche, el mismo del Porsche 356, así que tenía un pique deportivo y realmente competitivo. Era un momento en donde Ferdinand Porsche, el gran ingeniero alemán y padre del Volkswagen Escarabajo, estaba pasando por un mal momento financiero y no tenía empacho en vender motores con tal de juntar capital para poder establecerse con su propia fábrica de deportivos, algo que empezó con mucha dificultad en 1948. La historia de Porsche y cómo llegaron sus motores a nuestro país se cuenta en el artículo La Historia de la Industria Automotriz Argentina.
Tercero, tenía un diseño moderno, deportivo y usaba técnicas avanzadas de construcción. Usaba carrocería de plástico reforzado con fibra de vidrio, algo que hasta ese entonces sólo se había probado en dos autos en el mundo: un deportivo inglés de 1937 y el norteamericano Chevrolet Corvette, el que apareció unos meses antes del Justicialista en junio de 1953.
No hay una fecha exacta de producción del primer Justicialista Gran Sport, pero sirve como referencia el modelo descapotable que le presentaron a Perón en la quinta de Olivos y que data de Octubre de 1953.
La idea de Perón era que el estado impulsara la fabricación de autos populares a través del IAME. Básicamente sedanes, rurales y utilitarios. En vista de eso, ¿por qué producir lo que podría considerarse un deportivo de alta gama?.
Dos razones se me vienen a la mente: una, y que es la más obvia, es como propaganda política. Aunque el nombre oficial era Institec Gran Sport, la guantera decía Justicialista en letras de metal, y el auto llevaba el escudo del partido político peronista. Era una demostración del estado de gestión del gobierno de Perón.
Pero la segunda y principal razón de su existencia es que se trataba de un cebo para captar inversores extranjeros. Tal como ocurre con un concept car, es un modelo que exhibía la capacidad industrial de nuestro país para producir coches sofisticados aunque fuera en apariencia; y por eso terminó paseando por los salones del automóvil de la época. Ganaría el Gran Premio de Elegancia en el Salón del Automóvil de Nueva York de 1954. Y el auto sería mostrado en otros salones internacionales como los de Turín, París y Ginebra.
Un fabuloso Pegaso Z-102 by Saoutchik. Estas obras de arte rodantes eran los cebos que usaba Francisco Franco para captar la mirada de posibles inversores extranjeros en la devastada España de los años 50, la que todavía no había podido recuperarse de la Guerra Civil de 1936. Una estrategia similar usaría Perón con el Justicialista Gran Sport.
El razonamiento de Perón, quien le pidió expresamente al Institec que desarrollara un coche deportivo, no era nuevo. Francisco Franco lo estaba implementando en España desde 1951 con las exquisitas cupés Pegaso. Aunque España aún no se había podido recuperar económicamente de la Guerra Civil Española, ocurrida 15 años antes, Franco buscaba desesperadamente tener una industria automotriz propia. SEAT desembarcó en 1950 en la península ibérica pero no era suficiente.
Es por eso que impulsó a que la fábrica de camiones Pegaso hiciera una serie de formidables cupés deportivas, las líneas Z-102 y Z-103, los cuales se pasaban de ronda en cuanto salón del automóvil existiese. No había dos cupés Pegaso iguales; aunque la mecánica y el chasis eran similares, las carrocerías estaban a cargo de diseñadores de prestigio como Zagato, Touring, Saoutchik e incluso la misma ENASA se despachó con algunos modelos de apariencia futurista. No eran coches pensados para vender en el mercado interno. España no quería salir a competir en el mercado de deportivos de alta gama donde figuraban Maserati, Jaguar, Aston Martin o incluso Ferrari. Eran muestras comerciales de la capacidad de la industria española para realizar desarrollos complejos con alta calidad de terminación.
A Perón usar el Justicialista Gran Sport como aparato publicitario le sirvió. Entre otras cosas logró llamar la atención de Kaiser Motors y eso derivó en la instalación de IKA en nuestro país en 1954. Más tarde surgieron otros interesados, los que terminaron por decidirse cuando Frondizi pulió el Régimen de Promoción Industrial en Diciembre de 1958. Pero para esa época Perón había sido derrocado y estaba en el exilio. El Justicialista Gran Sport sólo se fabricó entre 1953 y 1954 y, aunque hubo un prototipo diseñado para albergar un motor V8, nunca pasó a la etapa de producción en serie. Quedan las fotos, los dibujos y algunas unidades supervivientes de uno de los autos más bellos que diseñó la industria argentina, más allá de toda bandería política.