Management: innovación disruptiva

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Innovacion Disruptiva

Por Alejandro Franco – contáctenos

Ultimamente la palabra “disruptivo” se ha puesto de moda, fundamentalmente en temas de management. “Talento disruptivo”, “empresas disruptivas”… cuando uno trae a colación el significado, entiende el concepto… pero no termina de comprender cómo generar semejante movida.

Hay empresas, organizaciones, productos disruptivos. La definición del diccionario es que disruptivo implica la interrupción de algo; se trata de algo revolucionario, lo cual crea un quiebre con la situación imperante anterior. En el caso de empresas o productos, hablamos de la aparición de elementos inexistentes en un mercado previo (o preexistentes, pero perfilados de una manera mas tradicional), los cuales aparecen y cortan de raíz el orden establecido: es una innovación que produce un nuevo standard, un concepto tan asombroso que acapara la atención y comienza a desplazar todo lo preestablecido.

El mundo de los negocios está plagado de ejemplos revolucionarios, sea la creación del Tupperware, la aparición de WhatsApp, la ingeniería de la primera PC o, incluso, la reconcepción de las “computadoras a medida del cliente” de la Dell. La primera reacción es “hey, ¿por qué no se hizo antes?; ¿por qué a nadie se le ocurrió?”, y la segunda es el cambio de tendencias en el mercado, quien pronto se apresta a imitar la receta del modelo innovador.

Pero, para que surjan movidas disruptivas, es necesario tener talentos disruptivos. Ser innovadores es tener una actitud iconoclasta frente a la vida: ¿por qué aceptar ciegamente lo establecido?. ¿Por qué respetar las reglas y los standares como algo irrompible, eterno o imposible de perfeccionar?. Los standares son usos y costumbres establecidos por la rutina, y si bien son aceptados como las maneras mas eficientes de realizar una tarea, también es cierto que no son de autoría de nadie, ni funcionan como reglas fijas, obligatorias y dogmáticas. Los innovadores cuestionan lo establecido, principalmente porque participan de modalidades de razonamiento no lineal: no se topan con la pared e insisten en derribarla, sino que buscan como darle vuelta, atacar desde otro punto y demolerla con el mínimo de esfuerzo posible.

Usualmente se reconoce a los grandes líderes de la industria como individuos disruptivos: piensan diferente, generan productos completamente nuevos y revolucionarios, o simplemente toman elementos preexistentes y los mezclan de una manera completamente novedosa. Steve Jobs creó la Mac, el iPad y el primer sistema operativo gráfico de difusión masiva; Bill Gates lo imitó, lo adaptó y lo implantó en el multitudinario mundo de las PCs con Windows. Lotus 1-2-3 era la planilla de cálculo por excelencia pero, con la aparición de Excel para Windows (con su aparente simplicidad y su intuitva interfase gráfica), el reinado de Lotus se terminó para siempre. Las tablets aniquilaron a las netbooks, y los smartphones con Android se popularizaron hasta el punto de devorarse el selecto mercado que acaparaba Blackberry. Y, como puede verse, en todos los casos hablamos de productos intuitivos, accesibles, simplificados, los que acercaron la tecnología a la inmensa mayoría que era lega en temas técnicos. Hicieron transparente la informática de manera tal que no era necesario un extenso e intensivo curso previo para poder operarlos.

Pero talentos como Steve Jobs sólo existen uno en un billón, individuos con auténtica visión de futuro y generadores de movidas revolucionarias. No todo el mundo tiene ideas geniales todo el tiempo; lo mas probable es que los individuos pasemos por una etapa de inspiración a determinada edad, y después nos dediquemos a explotar / expandir aquello que hemos podido crear. Si usted fundó una empresa, seguramente habrá puesto su mejor esfuerzo al principio pero después terminará cayendo en la rutina. Es en esos casos en donde los líderes deben asegurarse que sus emprendimientos mantengan una mentalidad fresca a lo largo del tiempo y, para ello, deben propiciar un ambiente creativo, motivar a sus empleados a que sean innovadores y generen un flujo de ideas.

Existen muchas maneras en que las empresas pueden generar semejantes movidas. Por ejemplo, Google predica la libertad total y la informalidad en el trabajo: lo único que le exigen es que usted tenga sus cinco minutos de genialidad en el día, sea desarrollando un enfoque fresco para su red social, creando un Doodle, o sugiriendo alguna mejora en el motor de búsqueda. Es por ello que las oficinas de Google son abiertas, colorinches, están plagadas de juegos y material recreativo, y los empleados van vestidos de manera informal. La comodidad no es un premio sino un estímulo para que usted esté tranquilo y tenga esa epifanía que la empresa necesita.

En otros casos las empresas son las que van a la caza de los individuos disruptivos, personas inconformes que están acostumbradas a saltar de un empleo a otro porque son propiciadores compulsivos del cambio y no se sienten contenidos por las organizaciones que lo emplean. Uno de dichos ejemplos es la Coca-Cola, la cual se fija menos en los estudios del individuo que en la cantidad de proyectos que ha generado. Al contrario de la visión paradisíaca de Google, la concepción de Coca Cola es contenedora: ha formado una linea de gerentes dispuestos a guiar a los iconoclastas, los cuales dejan sus egos de lado y prefieren obrar como líderes creativos que encarrilan a los inconformistas hacia el bien común de la organización.

Estos inconformistas se caracterizan por su irreverencia, y suelen ser un dolor de cabeza a la hora de manejarlos. Su cuota de talento y su falta de formalidad les impide establecerse por su cuenta con sus propios emprendimientos pero, por otra parte, aportan la cuota de frescura que una empresa enorme y burocrática necesita. Poseen su propia visión del mundo, cuestionan todo y, por sobre todo, pueden descubrir cosas que resultan invisibles a los individuos de razonamiento mas formal.

Richard Branson es uno de los nombres mas destacados del mundo empresarial, y uno de los que propicia la contratación de talentos disruptivos. En su momento Lee Iacocca fue un talento disruptivo – creando productos revolucionarios en la Ford como fue el Mustang -, pero su estrella incomodó a los estamentos superiores de la empresa, quienes terminaron echándolo por una cuestión de celos. Mas tarde Iacocca haría escuela al salvar a la Chrysler de la quiebra mediante la creación de una plataforma única para sus vehículos de línea media y baja, y desarrollando el innovador concepto de la Mini Van. Vale decir, la Ford perdió una enorme cantidad de oportunidades por no saber manejar un individuo tan personalista y creativo como era Iacocca.

Propicie la creatividad en su empresa; busque a individuos que se salgan del molde. Las ventajas de contratar innovadores supera a su potencial fuente de conflictos. Es necesario pensar diferente y, a menos que usted sea un genio a lo Steve Jobs, entonces deberá propiciar la contratación de individuos de visión radical, talentos disruptivos que aportarán la bocanada de aire fresco que su empresa precisa para convertirse en una lider del mercado.