Volver al Indice – artículos sobre Management y Estrategia de Negocios / Por Alejandro Franco – contáctenos
Ya hemos hablado en su momento sobre el costo de oportunidad. En resumen, lo que dijimos era que cuando usted toma una decisión está dejando de tomar otras decisiones, lo que implicaría caminos alternativos que se han descartado (y costos y ganancias posibles que no se concretan). En esta ocasión hablaremos del costo de cambio.
He aquí algunos ejemplos:
Una persona alquila una casa. En la cuadra siguiente se pone en oferta otra casa por un menor precio, mayores dimensiones y comodidades.
Una persona debe decidir entre poner un almacén (provisto básicamente) o un kiosco (muy bien surtido). Una vez que ha instalado el almacén, descubre que hubiera resultado más rentable instalar el kiosco.
Una persona abandona sus estudios de abogacía para hacer la carrera de contador público. Pero un momento decide que ser contador es su verdadera vocación, y realiza el cambio de carrera.
El costo de cambio se emparenta en numerosas ocasiones con el costo de oportunidad. Es lo que podría llamarse el costo del arrepentimiento: uno ha tomado una decisión, descartado otras, pero en un punto decide retomar alguna de las viejas decisiones abandonadas. Este es el caso del segundo y tercer ejemplo: es posible que la falta de experiencia nos haya motivado a tomar una decisión que – en su momento – nos parecía más viable que las otras para terminar descubriendo que no era la óptima.
En muchos casos el retomar un viejo camino tiene que ver con las vivencias experimentadas sobre la marcha. El individuo puede realizar una valoración a priori de los pros y de las contras de las variantes existentes, pero recién cuando se pone en movimiento puede percatarse de factores que no había considerado. En el caso del almacén y del kiosco, elementos como ubicación, competencia, población de la zona, etc. tienen que ver con el éxito de un negocio. Un empresario puede argumentar que un tipo de negocio (almacen) tiene mayores probabilidades de crecimiento que otro (el kiosco), pero el tema está en la optimización del capital a invertir. El almacen posee mayor cantidad de productos (y más caros) que uno debe adquirir para tenerlo en un estado medianamente funcional que un kiosco, que emplea menos espacio, productos más baratos y más pequeños, y que teóricamente genera un ingreso menor. Es como decidir si uno quiere una mansión sin muebles o una casa pequeña totalmente provista y con todas las comodidades.
En esos casos, hay dos costos a considerar: tiempo / capital perdido y tiempo / capital para realizar la reconversión. Los cambios de rubro (de contador a abogado; de almacén a kiosco) implican pérdidas. No siempre lo que se ha obtenido durante todo este tiempo sirve para implementar la nueva decisión tomada (que en realidad es una vieja decisión que habíamos descartado). El tiempo / capital perdido es cosa del pasado, puede medirse pero no cambiarse. En cambio el tiempo / capital de reconversión es un factor decisivo para saber si estamos a tiempo y si es posible realizar el cambio.
Ya sea retomar viejas decisiones, o la presencia de nuevas alternativas (como la de la casa en alquiler, más cómoda y barata) implica una serie de costos que no siempre se pueden afrontar. Allí es donde debe evaluarse si los beneficios de elegir un nuevo camino podrán compensar todos los gastos que supone el cambio. En el caso del alquiler de la casa, la misma puede costar $ 200.- menos por mes. Pero para poder realizar la mudanza hay que hacer nuevos contratos, pagar un servicio de mudanza, realizar la reinstalación de teléfonos y otros servicios, etc. Hay tiempo y dinero que son necesarios erogar para poder materializar esa supuesta ventaja. Si usted para ahorrarse $ 200.- mensuales debe abonar $ 3.000.- en los gastos que implican el cambio… ¿cuántos meses de alquiler deberán correr para compensar los mismos?. ¿15 meses serán suficientes para recién dar beneficios?. ¿Usted dispone de dichos $ 3.000.- ahora?.
En estos casos es muy probable que continuemos alquilando la casa cara. El costo de cambio (o de arrepentimiento) es muy alto, y como toda decisión tomada se precisa tiempo para que sea rentable. Esto es algo muy común en las empresas, en donde el retomar decisiones comerciales descartadas suele ser imposible. Cuando usted toma una decisión comercial precisa no sólo el capital inicial sino también el capital de soporte: este es la base financiera que sirve como colchón hasta que la decisión tomada se convierta en rentable. Del mismo modo que cuando usted pone un negocio no lo puede hacer con el dinero justo sino que precisa un colchón financiero de 6 meses (el dinero de 6 meses de gastos ahorrados hasta que usted pueda estar tranquilo de que el negocio está en pleno funcionamiento y dando ganancias), cuando usted elige retomar un viejo camino o tomar una alternativa nueva precisa un colchón similar. Porque en definitiva no deja de ser la misma situación que si usted fundara un negocio desde cero.